A pesar de que no hizo buen tiempo, los amigos de Roda la Bola no quisieron desaprovechar la jornada y salimos de excursión hacia la cueva de Turche, mientras los más pequeños se quedaban en el albergue para disfrazarse, pintarse la cara y realizar diversos talleres y manualidades.
Cuando más arreciaba la lluvia las monitoras de ACTIO nos dieron la opción a los excursionistas de regresar o seguir con la aventura. Nadie quiso volverse. Hicimos bien, pero no porque parara de llover, sino porque, a pesar de la lluvia, pasamos una jornada de lo más agradable.
Compartir una experiencia de ocio, en la naturaleza, formando parte de una aventura improvisada es una de las mejores actividades que se pueden realizar con los niños. Tener la oportunidad de hacerlo en armonía con personas antes desconocidas, es además una buena lección de civismo.
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